No es lo mismo patriota que patriotero

RICARDO SANHER. En varios de sus discursos el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, usa el nombre de diferentes personajes que han tenido una destacada actuación en la vida política del país, a quienes la historia ha rendido el tributo que sus acciones han merecido, y es esto el elemento que el tabasqueño ha explotado hasta donde más ha podido.

Pero hay una gran diferencia entre mencionar y aplicar, porque se ha visto que lo fuerte del nuevo gobierno es no aplicar para sí lo que quieren imponer para la oposición. Un ejemplo claro es una cita del Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón, que dice: ’Que la Soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes dividiendo los Poderes de ella en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, eligiendo las provincias sus vocales, y éstos a los demás, que deben ser sujetos sabios y de probidad’, lo que nunca tomó en cuenta y se fue por la popularidad sin importar su capacidad para cumplimentar las labores encargadas, llámese Cuauhtémoc Blanco, Ana Gabriela Guevara, Ernesto D’Alessio, Sergio Mayer y un larguísimo etcétera.

Una figura femenina que jugó un papel fundamental en el hecho histórico de la independencia de México fue Doña Josefa Ortiz de Domínguez, a quien se le atribuye la frase: ’No se debe premiar a quien sirve a la patria, sino castigar a quien se sirve de ella’. Estas palabras encierran todo un cúmulo de conceptos a los cuales es difícil cumplir y más si no se tiene la convicción de ello sino se está más abocado a el enriquecimiento de la figura personal y no se asume que se ha dejado de ser candidato para ser Presidente de México.

El momento político actual le presenta de nueva cuenta al Presidente la oportunidad de enmendar el camino y poner las cosas en su sitio. Con sólo hacer valer la ley el tabasqueño puede catapultar y recobrar la popularidad que ha ido perdiendo por los errores que ha cometido su equipo de trabajo, amén de las malas decisiones que han tomado al ocultar información vital para respaldar la línea de trabajo de Presidencia y evitarle tantos problemas a López Obrador.

La gente que votó y creyó en los ideales del actual Presidente de México aún conserva la esperanza que éste, en un golpe de timón, enmiende el camino y de verdad combata la corrupción como él mismo lo planteó: ’el combate a la corrupción se hace como se barren las escaleras, de arriba para abajo’. Eso es correcto, pero se percibe que el tabasqueño ha dejado de lado la supervisión de manera personal de su primer círculo de trabajo y ha encumbrado a funcionarios que no han podido demostrar su honestidad como Manuel Bartlett, aquel de la recordada caída del sistema, sólo para medir la ’popularidad’ del personaje.

Se espera que a estas alturas del sexenio el tabasqueño asuma la postura de Presidente de México y deje de lado su actuar como eterno candidato, que bajo otras circunstancias le dio buenos resultados y ahora le restan popularidad. Que no es recomendable que en sus 20 vivas cite a los próceres si no tiene la convicción de aplicar los ideales que los movieron en estos hechos históricos.