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Septiembre 20, 2019 10:52 hrs.

RICARDO SANHER › AquiEdomex

Política ›


RICARDO SANHER. El 19 de septiembre se ha convertido para México en una fecha de luto y desilusión, porque a la vuelta de 34 años del sismo de 1985 y 2 años del sismo de 2017, respectivamente, si bien se perciben los avances que como sociedad se han alcanzado en materia de protección civil, por la parte del gobierno casi nada se ha hecho, aún falta mucho. A más de tres décadas aún están latentes los estragos que aquel sismo de 8.2 grados en la escala de Richter dejó y que de manera vergonzosa abofetean a la ciudadanía, recordando lo vulnerables que somos y lo poco que podemos esperar de nuestros gobernantes.
Si esas son las secuelas del sismo del 85, peor no pueden ser las de 2017, pasando desde una reconstrucción que no llega al 30 por ciento, hasta la nada clara acción penal contra constructores, desarrolladores y servidores públicos que, incluso a la fecha, se escudan en altos cargos en el gobierno actual, el cual se nos vendió como garante de la democracia y anticorrupción y que poco a poco se va desenmascarando como parte de la misma clase política de corruptos que sólo se preocupan por sus intereses, tanto políticos como económicos, pues fueron quienes permitieron la existencia de construcciones irregulares que cobraron la vida de cientos de ciudadanos. Baste recordar el caso del Colegio Rébsamen.



Estos dos eventos sísmicos de magnitudes desastrosas, como ciudadanía dejaron mucha experiencia y aprendizaje, ya que debido a éstos se instrumentaron protocolos de actuación para sismos, así como reglamentaciones para la construcción de edificios situados en zonas de alta sismicidad, que no en todos los casos se respetan.

Pero por parte del gobierno se denota que no hay aprendizaje, porque no entienden que esto no se trata de colores ni filias partidistas, sino de administraciones, local, estatal o federal, que con actitud de servicio se den a la tarea de ayudar a la ciudadanía, que por ello votó por el partido o colores que le convencieron, entonces no se vale que se le dé mayor prioridad a otros proyectos y a los damnificados por estos fenómenos los echen al olvido, es por esto que la desilusión, y más en esta fecha, crece como bola de nieve y todo hace suponer que a los políticos nada les importa.

Precisamente de esta desilusión se asió Andrés Manuel López Obrador, mandamás del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), para allegarse adeptos que lo llevaran a la Presidencia de la República, a quienes prometió seguridad, justicia y combate a tope a la corrupción, pero hasta el momento aún se espera que cumpla todas sus promesas, porque la reconstrucción de los daños que dejaron los movimientos telúricos de septiembre de 1985 y 2017 aún está inconclusa, de no hacerlo la reacción de toda esta gente puede ser tan violenta que ocasionaría problemas más graves que los dos fenómenos naturales juntos.

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Reconstrucción por sismos, asignatura pendiente

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