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Abril 27, 2020 11:16 hrs.

RICARDO SANHER › AquiEdomex

Gobierno ›


En el año y 5 meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su 4 Transformación han dilapidado, por decisión propia, la gran oportunidad de marcar diferencia con respecto a los regímenes anteriores.

Hay dos claros ejemplos, por ser temas sensibles y de suma importancia para la ciudadanía: el error de adjudicarse la baja en el precio de la gasolina y el no darle la importancia necesaria a la pandemia del Covid-19, que hoy por hoy dejará una estela de muerte y una crisis económica de pronóstico reservado.
Vayamos por partes, el Presidente López Obrador dio a conocer mediante las redes sociales que: ’A pesar de la caída en el precio del petróleo, que desde luego nos afecta, tomamos la decisión de reducir el precio de la gasolina porque ahora nos está costando menos su importación. Esto es fortalecer la economía popular frente a la adversidad… Decidí que bajara el precio para que nos ayude a atemperar, a que no se sienta tanto la crisis económica’.

Primero, el precio de la gasolina está integrado, mayoritariamente, por tres componentes: el precio internacional del petróleo, el costo de transportar la gasolina hasta las estaciones de servicio y el IEPS que el gobierno usa para recaudar.

También se sabe que no es atribución del gobierno federal el bajar el precio de la gasolina, sólo puede incidir en el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) y ese no bajo. La baja en el precio internacional del petróleo se debió al desacuerdo comercial entre Rusia y Arabia Saudita, además del panorama que se vislumbraba dejaría tras de sí la pandemia del coronavirus. Por estos hechos, al estar a la baja el precio del petróleo, provocó la caída del costo de la gasolina no sólo en México, sino en varios países más.

Esa fue la coyuntura que el Presidente no aprovechó debido a sus acostumbradas medias verdades o medias mentiras, ya que debió comunicar a la ciudadanía que, a diferencia de otros regímenes, al darse la caída del precio del petróleo, abarataría todos los procesos hasta llegar al precio al público y no ’colgarse medallas que más que darle el reconocimiento hasta de sus detractores, le acarreó una serie de críticas de gente que creyó en las promesas del tabasqueño.

La segunda gran oportunidad desperdiciada fue precisamente lo que ocurrió en esta pandemia. México supo con casi un mes de anticipación, tomando como referencia el primer brote del Covid-19 en China, sobre los estragos que ésta provocaría y no hicieron caso a estos focos rojos.

Con ese tiempo de anticipación, el Presidente debió rodearse de especialistas en la materia y programar el acopio de los insumos necesarios para hacer frente a esta pandemia y no desperdiciarlo con sus estampitas y conjuros que alejarían, según él, cualquier enfermedad. Incluso sus directores del IMSS, Zoé Robledo, y del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez, en múltiples ocasiones han sido desmentidos en el sentido que se han hecho las entregas necesarias de los implementos mínimos al personal médico para la protección de los mismos.

Señor Presidente, cuando se desperdician motu proprio este tipo de oportunidades para acallar los reclamos de sus oponentes, ni cómo se le puede ayudar. Pero su ego reclama público que lo aclame y al bajar sus índices de popularidad, aunque sea con los de casa se conforma.

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