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Octubre 05, 2020 09:57 hrs.

RICARDO SANHER › AquiEdomex

Gobierno ›


De nuevo López Obrador se ve envuelto en un problema que no es problema, porque si bien fue una estupidez lo que declaró con respecto a que si se juntaban 100 mil personas en el Zócalo exigiendo su renuncia, él se iría, tiene todos los elementos para manejar las cifras que al tabasqueño convengan, además que de sobra sabe que un puesto de elección popular no puede ser removido a petición de nadie.

Es decir que constitucionalmente el Presidente no puede renunciar o ser removido, sólo se considera causa de fuerza mayor que presente su dimisión por cuestiones de salud y de esto está muy consciente López Obrador, pero también es cierto que es uno de las mejores pantallas que tiene, el poner el pecho, que no es bodega, a cualquier circunstancia que a él pueda dejarle buenos dividendos.

Pasa lo mismo con su tan cacaraqueada encuesta popular para llevar a juicio a los ex presidentes, circo al que además ya sumó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a la que ’sugirió’ su aprobación y que por no quedar del todo exhibida eliminó la pregunta inicial y la hizo modificar, quedando de la siguiente manera: ’Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional, y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las probables víctimas?



Qué diferencia con la pregunta original planteada por López Obrador, en la cual se ve que lo suyo no son las leyes: «¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?’

Una vez más queda demostrado que una cosa es la arenga del ’Presidente-candidato eterno’ y otra muy distinta lo que la ley, muy acotada por él, le permite dentro de un mínimo de decoro que trata de salvar la imagen de la institución, porque sin este dique que contiene la ambición y sed de venganza desbordada del tabasqueño, haría mucho tiempo que habría exterminado a sus presuntos adversarios políticos.

La resolución de la SCJN, la cual fue calificada como histórica, abre la puerta a que cualquier otra ocurrencia que provenga del poder pueda pasar sin más ni más y así manejar este artilugio a diestra y siniestra para llevar a juicio en plaza pública a quien no esté de acuerdo con las decisiones del Primer Mandatario, como no se veía hace muchos años y que recuerdan los atroces actos de la Santa Inquisición.

Señor Presidente usted gobierna para todos los mexicanos, no sólo para usted y su familia y sus amigos más cercanos y recuerde que los actos de ahora serán juzgados por las generaciones futuras y que si algo a usted le pesa es eso precisamente, su imagen.

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