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Julio 30, 2020 10:13 hrs.

Héctor Herrera Argüelles › AquiEdomex

Gobierno ›


’Lo que no te mata, te hace más fuerte’:

Friederich Nietzche

El físico Thomas Kuhn solía decir que un paradigma puede explicarse como una realización científica universalmente reconocida que durante cierto tiempo proporciona modelos de problemas y soluciones a la comunidad científica. En este sentido, la comunidad de la ciencia establece axiomas que son proposiciones asumidas dentro de un cuerpo teórico sobre el que descansan razonamientos y proposiciones acordada de manera previa y consensada.

En este contexto, el uso de la mascarilla en medio de la pandemia se ha convertido en un objeto de deliberación científica. En efecto, hasta diciembre del 2019, se consideraba el uso de la mascarilla como un elemento auxiliar para controlar el avance de algunas enfermedades virales y respiratorias.
Sin embargo, cuando el SAR COV2 aparece en escena y comienza su dispersión, y la enfermedad que provoca, el COVID 19, muestra la potencia de sus daños en el ser humano, la Organización Mundial de la Salud y la comunidad científica global retomaron el debate sobre la utilización del tapabocas.

En febrero de este año, la comunidad científica y los gobiernos de las naciones asiáticas como China, Japón, Corea y Singapur, entre otras, no solo recomendaron, sino que obligaron a sus poblaciones a utilizar de forma masiva la mascarilla, porque ya habían identificado que su uso correcto reducía la posibilidad de contagio hasta en un 80 por ciento.

Antes de febrero, no había solidez en la evidencia científica sobre el uso de la mascarilla, sin embargo, a partir de ese punto se han producido más de 250 trabajos de investigación en los que se concluye que la práctica de utilizar cubrebocas, es una herramienta útil para frenar los contagios, y ’no usarlos es irresponsable y poco solidario con la salud de los demás’.

Uno de los estudios elaborado por Guanlan Zhao, investigador del área de salud pública y medicina preventiva de la Universidad de Alicante apunta que ’las mascarillas ayudan a prevenir la transmisión del virus si las llevan quienes están enfermos, por ello cuando veas a una persona con mascarilla en el metro o en el parque, por favor, no tengas miedo, ni la discrimines, es una persona totalmente sana, que lo que hace es protegerse a sí misma y a los demás’.

En otro estudio publicado en la Revista Lancet por C.C. Leung y T.H. Lam denominado: ’Mask wearing to complement social distancing an save lives during COVID-19’, los investigadores explican que la utilización de la mascarilla puede también proteger a las personas de los portadores asintomáticos del virus. Las publicaciones coinciden en que el uso correcto del cubrebocas resulta eficaz para prevenir el contagio tanto para el virus de la influenza, así como para el SAR COV2.

Es decir, en la actual coyuntura, existe la suficiente evidencia científica sobre la efectividad del tapabocas para prevenir infecciones respiratorias y reducir la transmisión del virus en una variedad de entornos. Y en efecto, aunque la evidencia no es concluyente, ni definitiva, existe una moderada certeza de que la mascarilla ayuda a frenar el contagio y a salvar vidas. En este sentido, Leung y Lam van más allá y aseguran que ’los responsables políticos deben reconsiderar el uso de la mascarilla’.

Entonces, en esta fase de la pandemia, no se entiende el motivo o la razón, para que el Presidente, el vocero para la pandemia y el Secretario de salud federal, no hagan una elocuente y abierta recomendación sobre el uso de la mascarilla.

A manera de hipótesis, se podría sugerir que el primer mandatario, no quiere usar la mascarilla, no solo por la recomendación de sus médicos, sino porque se podría pensar que su utilización lo vulnera o debilita su imagen, lo que considero una posición incorrecta, ya que al contrario, su uso enviaría un poderoso mensaje de solidaridad con los enfermos, las familias y con quienes han perdido la vida por complicaciones asociadas al virus, además, sería un mensaje de responsabilidad, así como de protección individual y grupal.

A nadie cabe duda el poder simbólico que posee el Presidente López Obrador, y que sus mensajes son fundamentales para un importante sector de la población. Entonces, sería un acto de responsabilidad usar la mascarilla en las mañaneras o en sus actos públicos.

No creo que con ello impulse la industria de la mascarilla que por sí misma, ya tiene un potencial de crecimiento propio, solo basta con caminar unos pasos desde la puerta de Palacio Nacional a la calle de Correo Mayor, para observar que la mascarilla ha ayudado a salvar la economía de muchos microempresarios informales. En efecto, no solo sirve para salvar vidas, sino también para salvar la economía de muchas familias.

#UsaMascarilla.

De la libreta
1) Especialistas de la Organización Mundial de la Salud consideran que los altos niveles de contaminación que registran algunas ciudades como es el caso de la Ciudad de México, podría estar asociados también alto número de muertes por COVID 19. Uno de cada 10 fallecimientos podría estar vinculado a la polución ambiental. El virus mata, la contaminación también.

2) Actores políticos consideran que militarizar el país no es la ruta para democratizarlo. Por ejemplo, el senador Emilio Alvarez Icaza considera que ninguna ley faculta al Presidente para que el Ejército y la Marina se hagan cargo de aduanas y puertos. El ejecutivo asegura Alvarez Icaza estaría violando la Constitución.

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La Mascarilla: el nuevo paradigma

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