Volver al pasado (II)

’Recuerda que a veces no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte’:
Dalai Lama

Desde sus días en el Colegio de México donde estudiaba Relaciones Internacionales, Marcelo Ebrard se convirtió en discípulo de Manuel Camacho quien era académico de esa casa de estudios. Seguiría siendo su auxiliar en la academia y su mano derecha en el gobierno cuando trabajaban en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología en el gobierno de Miguel de la Madrid.
La relación entre Ebrard y Camacho fue vasta e intensa hasta el fallecimiento de su Maestro. Se confrontaron con Salinas, crearon un partido político de reducida vigencia y sufrieron el ostracismo político después del asesinato de Luis Donaldo Colosio hasta que se vincularon con López Obrador.
Tan compacto y efectivo fue el equipo Camacho-Ebrard que durante su gestión al frente del gobierno del Distrito Federal lograron materializar el desarrollo de Santa Fe. Convirtieron el basurero de Cuajimalpa en un negocio inmobiliario multimillonario.
De la mano de Camacho, Ebrard comenzó su carrera política como miembro del PRI, y ha pasado por el Partido Verde, el Partido del Centro Democrático, por el PRD y ahora por Morena. Conoce el sistema político como pocos. Sabe de sus mieles y sinsabores.
Ha perdido contiendas y ha ganado otras. Lo han corrido de sus cargos y ha sido operador eficaz. Sin embargo, muestra de lo que puede ser como cabeza de gobierno, es su gestión al frente del gobierno de la capital del país.
Como Jefe de Gobierno crecieron las versiones sobre su ’proclividad neoliberal’ a los negocios desde el gobierno. Durante su gestión se desató el boom inmobiliario que con la gestión del ahora senador Miguel Mancera tomó forma de mafia inmobiliaria, pero también en la obra pública encontró una veta importante que culminó con el escándalo de la Línea 12 del Metro, la llamada Línea Dorada.
Sólo dos datos adyacentes de ambas vertientes. Durante su administración, el Gobierno del Distrito Federal vendió en un millón 64 mil pesos un predio valuado en casi 33 millones, a la empresa Enalser – de la que Enrique Ebrard, hermano del político, era socio- donde se construyó el edificio en donde vive el Secretario de Relaciones Exteriores. El predio se ubica en Plaza Río de Janeiro número 46, en la colonia Roma Norte de la Ciudad de México. Incluso en junio del 2015, un juez administrativo en la CDMX ordenó la intervención de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en la investigación, porque existía la presunción de actividades vinculadas con el lavado de dinero de la Constructora Enalser.
El otro dato es relativo al desfalco en la llamada Línea dorada del Metro que corre a Tláhuac. Una comisión especial de la Cámara de Diputados concluyó que fueron cometidos varios delitos en su construcción como peculado, pagos indebidos, uso indebido del ejercicio público, uso indebido de atribuciones y ejercicio abusivo de funciones.
Parece que el pupilo más aventajado de Camacho y ahora principal operador del Presidente a quien se conoce como el ’apagafuegos de la 4T’, emulando así a su mentor, está más cerca de la proclividad neoliberal que el Presidente detesta que, de la honestidad y medianía que el mismo Ejecutivo exalta.
Pensar en un futuro con el bombero Ebrard, sería como volver al pasado.
De la libreta
° En los pasillos de Palacio Nacional existe la sospecha de que Gerardo Ferrando Bravo quien acaba de ser removido como director general del Grupo Aeroportuario de la CDMX, estaría vinculado con la venta irregular de 49 mil toneladas de acero del fallido Aeropuerto de Texcoco.
° Hay quienes aseguran que un presunto pacto de impunidad del gobierno de la 4T con Enrique Peña va a impedir que lo juzguen, y señalan que los tropiezos en el proceso legal contra Luis Videgaray son muestra de ello. En Palacio cuentan que no hay impunidad ni pacto alguno.